La alta demanda (AD) esta siendo para nosotros algo que nos está enseñando muchísimas cosas, si es verdad que antes de ponerle nombre, estábamos asustados y que es algo, que cansa en demasía y muchas veces te sientes frustrado, pero además de todo esto nos está aportando y sobre todo enseñando muchas cosas buenas.
Para empezar, estamos aprendiendo a disfrutar de las cosas de otra forma, ahora no podemos salir a almorzar o cenar a un restaurante, pero amoldándonos a nuestra nueva forma de vida, estamos aprendiendo a disfrutar mas de nuestro entorno. Salimos, claro que salimos, pero de otra manera, vamos al campo, a la playa, a merenderos, a la sierra… siempre a lugares abiertos y seguros donde disfrutar todos juntos.
Si es verdad que cuesta cambiar, no dejarte llevar por lo que la mayoría hace, mientras que nuestros amigos quedan para ir a un restaurante, nosotros nos vamos al campo, y disfrutamos mucho, muchísimo. Nuestra peque disfruta corriendo y sintiéndose libre, cogiendo flores y explorando hormigas, y con esto nosotros somos muy felices.
Hemos aprendido a disfrutar de nuestra casa, muchas veces ante una nueva quedada en un bar, nosotros proponemos hacer lo mismo pero en casa, donde tenemos espacio para disfrutar y echar un día agradable todos juntos.
Nuestra pequeña nos está enseñando a abrirnos al mundo, a buscar alternativas donde todos estemos bien, sobre todo ella.
Ahora disfrutamos más y mejor de nuestras familias y de nuestros amigos mas cercanos, el tiempo es oro y su compañía también. Nos encanta ver cómo nuestra pequeña salta de alegría cuando viene su abuela, cómo disfruta en casa de su abuelo o como prefiere quedarse en casa de los lelos un rato y ducharse allí, y sobre todo como disfruta de su primo y sus amiguitos cercanos, los de nuestros amigos, los de esa familia que no se elige, y que te hacen sentir como en casa.
Esa espontaneidad y esas ganas de llevarlo todo al límite, también sucede para lo bueno. Disfruta una barbaridad cuando sabe que vienen los amigos a casa, cuando ve a su primito o cuando disfruta de sus abuelos. Los abraza, juega y les dice te quiero, lo disfruta al máximo, y a nosotros se nos cae la baba.
Cuando llega cualquier fecha especial, es pura felicidad, le encantan los cumpleaños (sobre todo si es el suyo), las navidades y cualquier novedad. Puede tirarse días y días entonando el cumpleaños feliz, hasta que llega el día de soplar las velas, y tras terminar la canción se pone a saltar de felicidad. Literalmente, se puso a saltar, riéndose y abrazándose a papá y mamá. Algunos se pensaba que lo teníamos ensayado, pero no, es así, es espontaneidad pura.
Desde que se despierta ya me pregunta que vamos hacer, y si ha salido el sol. Cuando llueve me dice “que rollo mamá”, y si está el día bueno ya quiere vestirse para salir y pasarlo bien. Quiere disfrutar de todo en todo momento, conocer y trastear.
La AD tiene muchas cosas buenas, no todo iba a ser malo, no todo son rabietas, lloros y poco descanso… bueno el poco descanso si es siempre, por que nunca para, pero no para de sorprenderte, de regalarte sonrisas y abrazos.
Hemos aprendido que cada niño tiene su ritmo y hay que respetarlo, y lo bueno que para muchas cosas son muy precoces. Nosotros dejamos de lado los pañales antes de los dos años, y lo decidió por ella misma. Desde bebé nos ha mantenido siempre alerta y nuestra creatividad en estos años y medio, se ha multiplicado. Tenemos muchos recursos y mucha imaginación, lo cual nos hace poder disfrutar de nuestra paternidad.
Ha empezado a hablar muy rápido y sus conversaciones son para partirse de risa, saber que pasa por la cabeza de un niño de dos años es realmente divertido y apasionante. No para de sorprenderte, cada día es algo nuevo, una historia diferente, y eso es algo realmente divertido.
Su espontaneidad, su alegría, sus ganas de conocerlo todo, de ir mas allá… es contagioso, y nosotros también nos hemos vuelto un poco AD, no cabe en nuestro calendario un fin de semana sin algún plan y ningún día sin salir de casa.
Yo como Mamá de Pueblo, estoy aprendiendo muchas cosas, sobre todo a gestionar y a disfrutar la AD, la cual puede llegar a ser divertida y muy enriquecedora. He leído y leo como nunca en vida, invento juegos e historias que nunca me creí capaz de imaginar, y he aprendido sobre todo a ser flexible, con mi hija, con mi nueva vida e incluso conmigo misma. He aprendido a exigir menos y a disfrutar más. Me dado cuenta que la unión entre mi marido y yo es mas fuerte que nunca. Y sobre todo soy más fuerte, más empática y más tolerante. ¿Quién dijo que todo fuera malo?
Nuestra familia es más grande, mas desordenada, y sobre todo mas feliz que nunca. Te amamos pequeña.